Sólo aquellas personas, que en lavida hemos necesitado de rampas peatonales, sabemos lo que significa no podertransitar por ellas.
¿A quién le corresponde vigilarque se respete el acceso a ellas?, ¿al mismo vecino?, parece que sí, porqueinclusive la comuna permite que los favorecidos de los domingosmiraflorinos mediante exposiciones en los parques públicos se ubiquen justo “enuna rampa peatonal”.
Ni que decir de los cientos deautos estacionados sobre las rampas por todo el distrito y a cualquier hora.