En el año 1986, una amiga que vive en un edificio del Malecón de la Marina me comentó:
“… como la luz la cortaban a las 5 pm. debíamos andar con una linterna al usar las escaleras, yo vivo en el piso 7 y mi vecina (una señora mayor) recurría a mi cada vez que tenía necesidad de bajarlas, no sólo por la oscuridad sino porque estaba temerosa pues su departamento fue “vaciado” semanas atrás, y nadie, ni siquiera el vigilante había observado mudanza alguna.
Al llegar al piso 3, vimos una puerta entreabierta alumbrada con velas, ambas nos acercamos pensando en otro robo y con sorpresa vi casi todos los muebles de mi vecina. Sin hacer ruido continuamos descendiendo para llamar a la policía. Los ladrones eran inquilinos del mismo edificio, que de una u otra forma se enteraron de la rutina de cada vecino …”.
Advertencia: No den tanta confianza a los nuevos o antiguos vecinos, para mi, ellos son los principales sospechosos de la mayoria de los robos, en especial aquellos muy atentos a reparar cuanto desperfecto tenemos en el hogar, igual puede suceder con las casas puerta de calle.